Porque te busco
y sé que eres misteriosa,
que has venido a protegerte,
no sin antes prender
la razón del ángel.
Porque fuimos ángeles,
¿verdad?
Qué pena,
qué pena me da
tejer la fragancia
de algún recuerdo
con las manos en cruz.
Porque fuimos ángeles,
¿verdad?
Y porque fuimos ángeles
en las andanzas más interrumpidas,
nos creímos invencibles,
invisibles,
pensamos que en este
desarrollo inquebrantable
alcanzaríamos la salvación.
Pero qué pena no ser un ángel,
qué pena ¿verdad?
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